El agua fría que conforma el hielo
¡Por fin a vuelto el frío!
El de verdad, ese que deja las manos paralizadas y parece que congela la sangre. Apenas puedes colocar y disparar la cámara. Abrigado hasta las cejas, justo con el espacio necesario para poder enfocar y maniobrar el equipo. Y siempre con mucho cuidado, a ver dónde pisas, pues la hojarasca está helada, así como las rocas del arroyo. Al mínimo descuido, ya sabes, metes "la patita en el congelador".
El agua va golpeando con salpicaduras a las plantas colindantes, moldeando las hojas, que conforman un nuevo aspecto a base de acumular hielo. La pequeña cascada confirma la prisa que tiene el agua en abandonar estas alturas, para sumirse en el cálido relax que proporciona el curso medio del río.
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