Había visto muchas imágenes de río Tinto, de sus minas que colorean el paisaje a base de minuciosas pinceladas con mucho encanto, modificado por la explotación minera, que más bien parece de cualquier otro lugar menos terrestre. El agua roja, que da ese carácter y singularidad a este extraño lugar, se lo proporciona el óxido de hierro que impregna el agua, nos explica su nombre y acompaña constantemente en el recorrido que hagamos, da igual aguas arriba que hacia Huelva. Pero, cuando lo ves en directo, es cuando los colores de sus minerales y río hacen que tu retina rebose, sin poder contener tus ganas de explorar el territorio, cualquier lugar te motiva y llama sobremanera la atención. Las luces modelan el paisaje, que adquiere diferentes formas a lo largo del día. No hay descanso, ofreciendo creatividad a raudales. Lo recomiendo, es una maravilla.
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